viernes, 29 de julio de 2011

De vuelta a los orígenes

Quizás Escocia sea uno de esos países que siempre quise visitar. Desde pequeño me contaron historias de escoceses que labraron grandes hazañas en mi tierra. Y yo, seguidor infatigable de mi pasado no pude dejar pasar la oportunidad de devolverles amablemente la visita.

He de reconocer que, aunque nunca fui devoto de ninguna iglesia ni vasallo de ningún Rey, la figura de sir James Douglas me inspira. La idea de un noble caballero que recorre a lomos de su caballo media Europa para depositar en Tierra Santa el corazón de su Rey me apasiona. Que
el bienombrado sir James Douglas caiga en Teba, me enloquece.

Pero, ¿qué une concretamente Melrose con Teba?

Cuenta la leyenda que, caído de su caballo y rodeado de decenas de sarracenos, Douglas cogió el corazón de Robert de Bruce (fallecido Rey de Escocia) y lo lanzó lo más lejos que pudo.

Gritó: "Adelante, bravo corazón. Donde vayas a de vencer; Douglas te seguirá o morirá".

Douglas murió; Eduardo III se llevó el corazón de Robert de Bruce a la abadía de Melrose; y yo hice mía la promesa de Douglas y lo seguí: a lomos de un metálico caballo con alas y en tiempos menos belicosos, pero lo seguí.

Melrose es un municipio situado en el sur de Escocia. Nació en torno a su abadía, fundada en el siglo XII por monjes cistercienses. Reza el honor de hospedar el latido de Robert de Bruce, aquel órgano ventricular que un día sobrevoló el cielo de Teba.

Probablemente Douglas no lo lanzó tan lejos; pero quizás el destino quiso que me lanzara a mí más de 2500 kilómetros hacia el origen de una leyenda.

Primer post, nace un blog

Dijo Umberto Eco, tras finalizar su obra "El nombre de la rosa", que solo tuvo un motivo para embarcarse en la difícil tarea de escribir libros: tener ganas.

Como él, yo tampoco pretendo que esto sea el germen de ninguna revolución. No va a marcar una antes y un después en mi vida. Solo pretendo compartir de alguna manera mis vivencias, esperanzas y mis inquietudes. Y esto ya lo hacía antes de crear un blog. Así que no resulta novedoso.

Cierto es que, tal vez, pueda llegar a más gente. Pero también es cierta la frialdad que comporta conocer a alguien sin saber qué dice su mirada.

No solo podemos hablar con la boca; también lo pueden hacer los ojos y, en adelante, espero que mis dedos...